Jaime Bravo se esfuerza por ser el más holgazán de la oficina. Cuando una nueva compañera de actitud fría se sienta junto a él, la ve viendo videos y comiendo snacks. Cree haber hallado una aliada y le revela los secretos para dominar el arte de no hacer nada. Pero no sabe que ella es la presidenta.
Después de la muerte de Sofía, vio a Luis, de quien se rumoreaba que era cruel, matar a la pareja que la había perjudicado. Con las manos ensangrentadas, se arrodilló ante la tumba, besando con ternura su cuerpo... Volviendo a su juventud, ella castigó despiadadamente al hombre vil y a la mujer despreciable, mientras investigaba curiosamente a Luis. No esperaba que, al acercarse, el hombre obsesivo y sombrío la arrinconara contra la pared: “Sofía, sabiendo que me gustas tanto que me estoy volviendo loco, ¿aún te atreves a provocarme?”